Adiós gordito golpista
La muerte de Lanata me genera un impacto profundo y difícil de explicar. Aunque parecía probable que esta vez no lograría superar sus problemas de salud, su partida deja un vacío inmenso en la vida pública argentina. Personalmente, debo decir que él ha estado presente toda mi vida. Todavía recuerdo cuando tenía 3 o 4 años, verlo en familia a Lanata en aquel Día D donde, con su característico estilo, iba con la cámara hasta el panel de control y advertía al público que cualquier error en el clip siguiente sería culpa de ellos.
La vida de Lanata es realmente fascinante. Siempre lo admiré por su coraje y lo seguí a lo largo de las últimas etapas de su carrera. Creo haber visto casi todas las entrevistas que él dió y están disponibles en internet. Su capacidad de comprensión de la comunicación era extraordinaria, siempre estuvo adelantado al resto de sus colegas. En cada medio donde trabajó, dejó una huella imborrable. Página 12 y su enfoque en el componente visual en la prensa escrita, fue una revolución que cambió la manera de comunicar en los diarios. Fundó el último gran diario argentino, cuando la industria del papel ya estaba empezando lentamente a decaer.
Lanata no solo fue un pionero; fue un maestro. No importa a qué medio argentino uno mire, siempre hay algún periodista formado en su escuela. Quienes lo conocieron y trabajaron con él, destacan su generosidad y su capacidad para identificar y formar talento.
Fue un gran defensor de la república, se enfrentó al poder sin sesgos ideológicos, como todo gran periodista. Fue la cara visible de las investigaciones más impactantes del régimen kirchnerista, destapó los entramados de corrupción más importantes por los cuales hoy Cristina Kirchner y sus ex funcionarios están finalmente siendo condenados.
A lo largo de su carrera, nunca dejó de innovar. Tenía un sentido muy grande para identificar las oportunidades y los riesgos que los nuevos canales de comunicación traían al mundo. Hasta el final, siempre intentó innovar. Ya más grande, trató de adentrarse en el mundo de la comunicación digital con ducto.com que siempre me intrigó como un potencial proyecto muy prometedor, quizás Lanata, después de tanto desgaste por tanta lucha contra el poder, ya no tenía la energía o la motivación para llevarlo adelante.
No tuvo una vida fácil; como todo ser humano, tenía sus contradicciones y jamás las ocultó. El éxito temprano puede ser tan abrumador como gratificante, y su historia no es la excepción.
El legado que deja Jorge Lanata en la Argentina es inmenso y su ausencia deja también un vacío que no será fácil de superar. Su obra permanecerá como un horizonte para las generaciones futuras, recordándonos siempre el valor de la libertad de expresión y la búsqueda de la verdad y la justicia, incluso en los tiempos más oscuros.
